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Transcendence

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Se puede transferir la consciencia humana a una máquina? Esta película afirma que sí. Un científico –interpretado por Johnny Depp- es asesinado por un fanático; la esposa del científico –interpretada por Rebecca Hall- logra transferir todos los pensamientos y la actividad cerebral de su marido a un programa de computador antes de que este falleciera. El científico prácticamente resucita en el cuerpo de una máquina adquiriendo poderes inimaginables.

 

Sí, ya sé lo que están pensando, que la película es absurda y que suena a Robocop o a Terminator, pero no, resulta hasta entretenida. La verdad, el filme plantea un dilema interesante que pondría en tela de juicio la fragilidad de la vida humana en el planeta Tierra y la imperfección de nuestro cuerpo carnal –por llamarlo de alguna forma-.

 

¿Qué ocurriría si esto pudiera hacerse? Si se pudiera transferir la consciencia humana a un robot, o a un programa de computador, o a un humanoide, no sabemos las implicaciones prácticas y éticas de esta operación. Lo peor del cuento es que según datos que tengo las potencias están experimentando con esto, o sea que no es una posibilidad irreal o inverosímil.

 

Si esto llega a ser una realidad prácticamente estaríamos hablando del logro de la inmortalidad, o por lo menos de alargar la vida humana en proporciones significativas de las que hoy somos acreedores. Algo bastante complejo, ya que si la consciencia se puede transferir a una máquina, es lógico que el constructor de la máquina o del programa, o del humanoide, sería nuestro amo y señor; se perdería completamente la libertad humana y eso es peligroso.

 

La cinta va ascendiendo en posibilidades inimaginables, casi delirantes, como cuando el programa del computador al cual se le transfiere la consciencia puede mimetizarse en el agua, en el viento, mejor dicho se vuelve un Terminator muy sofisticado; esa parte de la película me pareció muy exagerada. La cinta lógicamente es una propaganda de esa investigación, y nos están tratando de decir que si eso es posible, la consecuencia es que el planeta Tierra se convertiría en un paraíso porque ya no habría hambre, ni enfermedades, y no habría muerte. Algo absurdamente utópico, pero así es la propaganda: exagerada, como siempre.

 

La actuación de Depp es muy acartonada, aparece en forma de imagen de video la mayoría del tiempo; y la responsabilidad dramática corre a cargo de Rebecca Hall. Morgan Freeman también aparece en el filme, como el científico amigo que trata de poner límites al poder del fallecido amigo que ha encarnado en un programa de computador omnipotente. Nada del otro mundo; en resumidas cuentas Freeman interpreta el mismo papel con el mismo ímpetu la mayoría de las veces. Él es tu amigo.

 

Paul Bettany tiene un rol vital en la película, ya que ayuda a la esposa del amigo a pasar la información del cerebro al programa, y después es secuestrado por unos radicales que quieren ponerle freno a este experimento siniestro. Creo que Bettany le aporta mucho al filme, y es uno de los puntos a favor de la producción.  

 

Es una película de ciencia ficción que plantea un dilema ético –como tanto nos gustan-, muchas cosas absurdas, descabelladas, pero bueno se pasa un rato agradable, y pare de contar.

 

Mi calificación para esta película es de 3.7 sobre 5.0

 

 

   

 

 

 

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