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Amor índigo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La nueva película de Michel Gondry cuenta con las actuaciones de Romain Duris, Audrey Tautou, Gad Elmaleh, Omar Sy, Aïssa Maïga, Charlotte Lebon, Sacha Bourdo, Philippe Torreton, Vincent Rottiers, Laurent Lafitte, Natacha Régnier, Zinedine Soualem, y Alain Chabat.

 

Este filme narra una historia de amor surrealista, rocambolesca, estrafalaria, y estrambótica (¿será que me faltaron algunos adjetivos?). Hay una exhibición de efectos visuales totalmente fuera de lo común, y no nos estamos refiriendo a esos efectos especiales de Hollywood –tipo Transformers-, no, estamos ante una serie de combinaciones de colores, enfoques de la cámara y diseño de arte bastante peculiares –tipo Michel Gondry-.

 

Realmente la película sobresatura esta propuesta hasta un punto empalagoso. Y lo peor, al final uno quiere más colores y fantasía, y termina metido en un universo deprimente sucio y oscuro, debido al destino de la historia, del amor contrariado por la adversidad entre Chloe y Colin.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La cinta está basada en la novela “L'Écume des jours” del escritor Boris Vian, en la cual quiso trasladar su imaginación a ciudades que nunca visitó. La novela tuvo éxito después del fallecimiento de su autor. Hay una gran influencia de la poesía, del jazz, de la gastronomía, y de la filosofía existencial de Jean Paul Sartre en esta película, debido a las mismas influencias que tuvo el escritor de la novela.

 

Desde un punto de vista estético la película es hermosa, sorprendente, ingenua, pero termina convirtiéndose en un plato pesado, y posiblemente decepcionante al final, ya que la degradación de la historia termina por aburrir al espectador. Es una propuesta interesante la de Gondry, todas sus películas son creativas, mágicas, extrañas, pero aquí faltó algo, y eso es: mesura.

 

El equilibrio y la mesura son necesarios incluso en el cine, en el arte, en la literatura. Demasiados efectos visuales son sorprendentes al principio pero después terminan por fastidiar. La historia hubiera tenido más impacto si se le hubiera bajado el tono al surrealismo, ya que indudablemente es una historia de amor triste y melancólico en la que el realizador no supo agarrar el tono adecuado para contar la historia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Toda la película descansa en esa locura del director, todo se opaca: las actuaciones, la historia, el dramatismo, todo se pierde con esa exhibición visual. Indudablemente la película hay que verla porque es una propuesta arriesgada, un tanto pueril e infantil, pero genera esa curiosidad por observar esa puesta en escena de un director aclamado en el pasado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Muy importante, y a manera personal, la película se llama “Amor índigo”, no hay que confundirla con mi novela “Robots en índigo” que es una historia de ciencia ficción que se desarrolla en el año 2112. Nada que ver una historia con la otra.

 

Mi calificación para esta película es de 3.9 sobre 5.0.  

  

 

   

 

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